La Gran Pirámide de Giza

Las pirámides del antiguo Egipto fueron construidas para albergar las tumbas de los faraones, en su creencia de que la auténtica vida comenzaba después de la muerte.

Las tres grandes pirámides de la meseta de Giza están distribuidas sobre el desierto de manera idéntica a como estaban las tres estrellas del "cinturón" de la constelación de Orión, que era el equivalente celestial del Dios Osiris. Su "cinturón" era lo que los egipcios llamaban el Duat, una especie de "puerta" por la que el alma del faraón debía pasar para llegar al Amenti, al más allá.

La Gran Pirámide de Giza es la única de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo que aún sigue en pie. Fué construida durante el período del Imperio Antiguo por el faraón Khufu, integrante de la IV Dinastía (2.613 a 2.498 aC) quien, al igual que sus antecesores, comenzó a planear su "hogar de eternidad" al asumir su mandato.

El lugar elegido para su construcción fue la ribera izquierda del Nilo, a 12 km. de El Cairo. Sobre este margen se construían usualmente los cementerios, ya que el sol se ponía en el oeste cada noche. Sus lados se orientan hacia los cuatro puntos cardinales, de modo que el reflejo de las sombras acusa con una exactitud cronométrica los puntos esenciales del año solar, dando las fechas precisas de los equinoccios de primavera y otoño y los solsticios de invierno y verano.

Si bien los egipcios no contaban con instrumentos ópticos como la brújula, hacían sus cálculos y mediciones a través de las estrellas. Sabían que todo en el cielo nocturno estaba en constante movimiento, salvo un oscuro punto inmóvil que era reverenciado como eterno, la ubicación del “cielo” mismo. Alrededor de este punto dos estrellas especialmente brillantes giraban en un círculo constante y, cuando una estaba directamente sobre la otra, se podía trazar una línea perpendicular que atravesaba el punto oscuro con total precisión. Estas estrellas que hoy conocemos como Circumpolares, eran llamadas por los egipcios “Indestructibles”.

Basándose en estas creencias y conocimientos, Hemiunu (primo de Khufu y principal arquitecto de la Gran Pirámide) desarrolló el proyecto como una “máquina de resurrección”. En la pared norte de la Cámara del Rey existe una pequeña abertura que funciona como telescopio hacia las “Indestructibles”, asegurando así el viaje a la eternidad para su rey y para todos los que colaboraron en la construcción de la pirámide.

 

La Gran Muralla China

La construcción de la Gran Muralla China fue ordenada por el Emperador Qin, durante la dinastía del mismo nombre, para defender a su reino contra las tribus nómades merodeadoras; continuó a través de las sucesivas dinastías chinas.

La parte de la muralla que permanece hasta hoy, formaba parte de la Ruta de la Seda y fue construida durante la Dinastía Ming. Se extiende por unos 6.350 kilómetros.

A través de los siglos, los ejércitos se acuartelaron a lo largo de la muralla para advertir cuanto antes sobre una invasión y proveer una primera línea de defensa. Contrario a lo que puede creerse, su propósito no era tanto el de impedir la entrada a China de las tribus nómades del norte y los manchúes, sino el de evitar que robaran propiedades y escaparan de China.

Después de la formación de la Dinastía Qing, la muralla no tuvo ningún uso funcional, ya que el país se encontraba entonces gobernado por la misma gente a la cual se quería mantener alejada con la constucción del muro. Entonces, se convirtió en una fuente de materiales de construcción para las aldeas y pueblos cercanos, que contribuyeron a su deterioro y destrucción.

 

El Coliseo

El Coliseo fue construido alrededor de un estadio central ovalado, en el cual los gladiadores podían luchar a muerte.

Mientras ellos estaban muriendo, se mantenía cómoda a la audiencia en asientos en hilera, protegidos del sol con un enorme techo de lona.

Debajo de las filas de asientos y del piso de arena del estadio, había una compleja serie de cuartos y corredores para guardar a las bestias salvajes, y para poner en escena los espectáculos.

Los gladiadores eran los futbolistas de nuestros días, venerados como héroes pero despreciados socialmente. Algunos eran hombres libres o aristócratas que habían perdido su dinero y habían elegido disfrutar de una vida corta pero gloriosa. Sin embargo, la mayoría eran prisioneros de guerra y criminales condenados.

Decenas de miles eran enviados a la muerte en combates mano a mano, luchando contra bestias salvajes o, incluso, en batallas navales sobre barcos reales, que se llevaban a cabo en el estadio anegado. Los ánimos se caldeaban y con frecuencia la violencia se propagaba a los espectadores, de la misma forma que ocurre en los modernos partidos de fútbol.

 

La Basílica del Pilar (Zaragoza)

La Catedral-Basílica de Nuestra Señora del Pilar, en Zaragoza, es un importante templo barroco de España.

Según la tradición, se trata del primer templo mariano de la Cristiandad, puesto que en él se conserva y venera el Pilar (en realidad, una columna de jaspe) que, según la tradición, fue puesto por la Virgen María, quien viviendo aún en Jerusalén, se habría aparecido en carne mortal al apóstol Santiago el día 2 de Enero del año 40.

Documentalmente no hay pruebas de un culto Mariano hasta que en 1297 (en una bula del papa Bonifacio VIII) y 1299 (una declaración de los Jurados de Zaragoza) aparezcan menciones que hablan por primera vez de la advocación del «Pilar».1

El templo se articula en tres naves, de igual altura, cubiertas con bóvedas de cañón, en las que se intercalan cúpulas y bóvedas de plato, que descansan sobre robustos pilares.

El exterior es de ladrillo, siguiendo la tradición de construcción en ladrillo aragonesa, y el interior revocado en estuco.

La nave central se halla dividida por la presencia del altar mayor bajo la cúpula central.

El altar está presidido por el gran retablo mayor de la Asunción, perteneciente a la Iglesia anterior, realizado por el escultor Damián Forment en el siglo XVI, siguiendo los modelos impuestos del retablo gótico de la vecina catedral zaragozana del Salvador (La Seo).

Bajo las otras dos cúpulas elípticas de la nave central, se dispuso la Santa Capilla de la Virgen del Pilar, y el coro y órgano, que también procedían de la iglesia gótica predecesora. Actualmente se encuentran desplazados al tramo de los pies del templo, para dotar de mayor espacio a los fieles que ocupan la nave desde el altar mayor. Es además, desde 2007, uno de los 12 Tesoros de España.2

 

La Plaza de San Pedro (Ciudad del Vaticano)

Tras el Pontificado de Inocencio X, Bernini se ve otra vez auspiciado de la mano de Alejandro VII Chigi, el cual, trata de hacer de la arquitectura el modo más evidente de exhaltación del poder estatal del pontífice. Así encarga a Bernini el diseño de la Plaza de San Pedro, construida entre 1656 y 1667, con el fin de crear un sitio capaz de acoger grandes congregaciones de fieles y corregir en parte el efecto de la ampliación del brazo oriental de la Basílica.

El proyecto original pretendía la construcción de una plaza cerrada, con dos brazos laterales y un tercero que la aislaba, creando un espacio diferenciado y recoleto. Tras este tercer brazo de la plaza se encontraba originalmente una manzana de casas, el Borgo Leonino, adaptándola así al contexto urbanístico. Este tercer brazo no se llego a construir, quedando la plaza con un aspecto muy similar al actual.

El diseño de la plaza simboliza al Pontífice coronado con la tiara (cúpula de San Pedro) y con los brazos abiertos, acogiendo a toda la Cristiandad.

Otro de los proyectos presentados por Bernini simbolizaba a Cristo crucificado. Además el Pontífice exigió que la plaza permitiera que todos los situados en ella vieran cómodamente la Lonja de la Bendiciones y las estancias vaticanas, desde donde se realizan las bendiciones papales.

La plaza de San Pedro se compone en realidad de dos plazas tangentes, una de forma trapezoidal y otra elíptica. La plaza trapezoidal se cierra hacia nuestro frente reduciendo ópticamente la fachada de Maderno y logrando que los espectadores situados en la plaza elíptica perciban la concepción original de la cúpula de Miguel Ángel.

Las columnas se encuentran organizadas radialmente en torno al punto de generación de la elipse, creando un espacio desbaratado ópticamente. El estilo cultivado por Bernini es bastante clásico, casi arqueológico, con un sentido muy sobrio en el uso del orden toscano, aunque dinámica y escenografía es barroco. El uso de columnas con balaustradas y estatuas nos recuerda a Palladio en el Teatro Olímpico. Un eje tetrástilo de columnas pareadas rompe la monotonía de los tramos medios.